El texto deja constancia de la decepción del sector tras el acuerdo alcanzado. Lo acordado en Addis Abeba representa un retroceso respecto de las cumbres de Monterrey y Doha, lo que deja un sabor amargo respecto del financiamiento del desarrollo en los próximos años y a la vez, genera muchas preguntas sobre lo que pueda ocurrir el próximo mes de setiembre en el marco de la Cumbre de las Naciones Unidas en Nueva York.
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